Novedades y revisión sobre la osteoartritis canina - Forveter
Novedades y revisión sobre la osteoartritis canina

Una de las enfermedades articulares cuyo manejo representa un mayor desafío para el veterinario clínico es la osteoartritis (OA). Muchas veces su tratamiento es complejo e implica mucha comunicación y colaboración con el propietario (1). En este artículo se revisan las diferentes opciones de tratamiento, prestando especial atención a las nuevas alternativas farmacológicas. 

¿Qué es la OA?

La OA es una patología que consiste en una degeneración progresiva y una remodelación de las estructuras de las articulaciones sinoviales, que conlleva una alteración de la función mecánica y dolor (2).

El origen de esta patología puede ser secundario a una lesión preexistente, por ejemplo, una displasia de cadera o una rotura de ligamentos cruzados. En otros casos se sospecha que puede ser debida a factores genéticos. Factores como el estilo de vida, la dieta, el ejercicio y las enfermedades preexistentes en el paciente también influyen de forma decisiva en la evolución de la OA (3).



Factores de riesgo 

Existen factores de riesgo que pueden predisponer la mascota a sufrir OA. Los más significativos son (2,3):

  • Edad: afecta más a los pacientes de edad avanzada
  • Sexo: los perros machos se ven más afectados
  • Castración: estadísticamente afecta más a perros castrados
  • Sobrepeso
  • Predisposición racial: según las estadísticas, ciertas razas como los bobtails, los dogos de burdeos o los rottweilers tienen más posibilidades de sufrir esta enfermedad.



¿Cuál es su prevalencia?

La OA es la enfermedad osteoarticular más diagnosticada en la clínica veterinaria (2). Su prevalencia es variable según el país y el tipo de centros veterinarios. Se estima que en el Reino Unido la prevalencia en centros veterinarios de atención primaria es del 6,6 % y en los centros de referencia del 20 %. Si ponemos el foco de atención por los grupos de edad, en un estudio realizado en centros de referencia de EEUU, la prevalencia de OA puede llegar al 20 % en perros menores de un año, y al 80 % en perros mayores de 8 años (2). 

El 50% de los perros diagnosticados tienen entre 8 y 13 años y las extremidades más afectadas son las rodillas, las caderas y los codos (2).



Tratamiento multimodal para una patología compleja

En la OA el tratamiento debe tomar un enfoque global, incidiendo en las articulaciones afectadas, y también en aquellos factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad. Así pues, en casos leves el tratamiento inicial deberá incluir cambios en el estilo de vida y la dieta del animal, y según se vaya desarrollando la enfermedad, se usarán fármacos, medidas como la fisioterapia y los nutracéuticos. Si eso no fuera suficiente, se pueden plantear medidas como la cirugía (4).



Tratamiento farmacológico

Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes, el uso de fármacos nos ayudará a retrasar la progresión de la enfermedad y controlar el dolor.

La OA produce dolor crónico. Un fenómeno con una patofisiología compleja que induce en los pacientes un estado catabólico y una afectación del estado cognitivo y emocional a largo plazo (1).

El hecho de que el dolor producido por la OA tenga componentes centrales y periféricos involucrados, permite usar fármacos que puedan actuar en diferentes niveles, ajustando cada tratamiento a las necesidades y el tipo de dolor de cada paciente concreto (5). 

Los AINE son unos de los fármacos más usados en el tratamiento de la OA y han demostrado que producen un efecto analgésico significativo. Pueden producir efectos adversos gastrointestinales y renales. En ese sentido, los inhibidores selectivos de la COX2 presentan la misma eficacia que los AINE, pero una mayor seguridad (5). Los grapiprant como el Galliprant también nos dan seguridad al actuar en los receptores de la prostaglandina E2, pero solo se muestran eficaces en casos de dolor crónico leve o moderado (5).

Los fármacos como los gabapentinoides (gabapentina y pregabalina) o la amantadina han demostrado resultados prometedores, pero como terapias complementarias, combinados por ejemplo con el uso de AINE. El paracetamol puede acabar siendo una alternativa para usar con AINE pero, los últimos estudios en humanos con OA, ponen en duda su eficacia (5).

El tramadol tiene un efecto analgésico variable en los perros dado que actúa a través de sus metabolitos y no todos los perros los pueden producir en igual cantidad (5). El uso de otros opioides orales, no se aconseja debido a su baja biodisponibilidad y su corta vida media (6).

Faltan estudios (o tienen limitaciones) para demostrar la eficacia de compuestos como el CBD o la amitripltilina en casos de OA (5).

En un futuro el papel de los SMOAD (structure-modifying OA drug) y de la terapia génica puede ser importante, y las evidencias actuales son prometedoras (5). 

Los anticuerpos monoclonales contra el factor de crecimiento nervioso: Una nueva alternativa.

El factor de crecimiento nervioso tiene un papel clave en la sensibilización de los nociceptores, aumenta la secreción de los neurotransmisores pro-nociceptivos e induce la liberación de mediadores inflamatorios.

Librela es un compuesto consistente en anticuerpos monoclonales caninos dirigidos al factor de crecimiento nervioso. Los estudios muestran una buena eficacia controlando el dolor debido a OA y es una buena alternativa a los AINE porque no tiene los efectos adversos renales y gastrointestinales de estos últimos. Faltan estudios para valorar su uso conjuntamente con los AINE a largo plazo en perros, así que de momento no se combina (5).



Conclusiones

Como conclusión podemos decir que la OA en perros es una enfermedad degenerativa y compleja que requiere un tratamiento multimodal donde muchas veces se necesitan antiinflamatorios y analgésicos, solos o combinados, de forma crónica. La aparición de nuevos fármacos como Librela nos brinda una alternativa segura y eficaz para el control del dolor en nuestros pacientes.



Referencias bibliográficas 

1. Capon, Hannah (2021): Understanding the pharmaceutical approach to pain management in canine osteoarthritis. Companion animal. Vol 26, num 6, pp. 75-81. 2. Anderson, K.L., O’Neill, D.G., Brodbelt, D.C. et al. (2018): Prevalence, duration and risk factors for appendicular osteoarthritis in a UK dog population under primary veterinary care. Scientific Reports, 8, 5641. 3. Anderson, K.L; Zulch, Helen; O’Neill, Dan et al. (2020): Risk factors for canine osteoarthritis and its predisposing arthropaties: A systematic review. Frontiers in veterinari science. Vol 7, 220. 4. Innes, John F. (2012): Artrosis: Tratamiento basado en la evidencia. Proceedings of the Southern European Veterinary Conference and Congreso Nacional de AVEPA. 18-20 Octubre 2012. 5. Pye, C.; Bruniges, N.; Peffers, M.; Comerford,E. (2022): Advances in the pharmaceutical treatment options for canine osteoarthritis. Journal of Small Animal Practice. Vol 63, pp.721-738. 6. Kukanich, Butch (2013): Outpatient oral analgesics in dogs and cats beyond nonsteroidal antiinflammatory drugs: An evidence-based approach. Veterinary clinics of North America: Small animal practice, vol 43, pp. 1109-1125.

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