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Prednisolona oral: aplicaciones y efectos sistémicos, analíticos y comportamentales

Los glucocorticoides son principios activos ampliamente utilizados tanto en medicina humana como en veterinaria. En Inglaterra, un estudio realizado con una población de 455.557 perros demostró que un 6,2 % (28.472 perros) de los pacientes había recibido al menos una terapia con corticoides durante el año 2013. De estos, un 90 % de las prescripciones orales fueron de prednisolona1.

Aplicaciones

La razón subyacente de su amplia utilización radica en su propiedad dual antiinflamatoria e inmunosupresora de marcada potencia, velocidad y eficacia. Estos agentes se tornan indispensables como modalidad terapéutica singular o en sinergia con otras entidades farmacológicas, con el propósito de abordar diversas patologías de naturaleza inflamatoria, neoplásica o inmunomediada2. Las dosis pertinentes se ajustan de acuerdo con la finalidad terapéutica deseada. En el contexto del uso de prednisolona como agente antiinflamatorio, se sugiere una administración en el rango de 0,5 a 1 mg/Kg en intervalos de 24 h, mientras que en su función como inmunosupresor, la dosificación se encuentra indicada entre 1 y 2 mg/Kg a lo largo de un periodo de 24 h. Se aconseja la disminución gradual de las dosis previo a la interrupción del tratamiento, con una reducción de 0,25 a 0,5 mg/Kg en cada ciclo de 48 h1.



Efectos sistémicos más habituales

Sin embargo, los corticoides desencadenan una variedad significativa de efectos en diversos sistemas orgánicos3, propensos a generar efectos adversos, aspecto que el profesional clínico debe tener presente para una administración adecuada. El propósito fundamental de este artículo consiste en delinear los efectos sistemáticos, analíticos y cardiológicos más frecuentes asociados con estos agentes farmacológicos.

Los efectos sistémicos más habituales que se observan en perros se han publicado en un estudio con una muestra de 3000 pacientes4. De estos, un 4,9 % presentaron algún efecto adverso. Estos efectos tardaron una media de 12,5 días en manifestarse. Los más habituales fueron: la polidipsia (39,2 %), la poliuria (28,4 %), los vómitos (16,2 %) y la diarrea (14,9 %). La poliuria y la polidipsia fueron los más frecuentes con la terapia vía oral, debido al efecto de los corticoides sobre la hormona antidiurética. Los perros de más de 8 años tienen cuatro veces más posibilidades que el resto de desarrollar estos dos efectos.

Su uso también se ha asociado a un riesgo más alto de padecer infecciones, sobre todo urinarias, disminución de la osmolalidad urinaria e inmunosupresión. En corticoides de larga duración también alteraciones cutáneas, complicaciones quirúrgicas y riesgo de padecer hepatopatías4. También se ha descrito un aumento del riesgo de padecer diabetes mellitus en gatos3 y alteraciones en el ritmo de vaciado de la vesícula biliar, que se enlentece5.





Alteraciones en los parámetros analíticos

En lo que se refiere a alteraciones en los parámetros analíticos, producen neutrofilia, eosinopenia y aumento de la ALT en perros2 y un ligero incremento de neutrófilos y monocitos, además de aumento de concentración de albúmina, colesterol y triglicéridos en gatos3. 

Hay que tener en cuenta estas alteraciones cuando se valoran análisis de pacientes tratados con corticoides.  Pero también es importante tener en cuenta que, en un estudio realizado en perros, los dos únicos parámetros que realmente mostraban alteraciones suficientes como para interferir en las interpretaciones analíticas fueron el aumento de la fosfatasa alcalina y de la concentración de hierro6.



Alternaciones en el comportamiento

En el aspecto comportamental, los corticoides endógenos son importantes mediadores de la respuesta frente al estrés tanto en humanos como en animales. Las alteraciones son poco frecuentes, sólo un 4 % de los perros con efectos adversos durante la terapia con corticoides muestra alteraciones comportamentales. Estas alteraciones consisten en una disminución de comportamientos como la conducta exploratoria o el juego y un aumento de la agresividad7,4.

Finalmente, la existencia de alteraciones en la función cardíaca derivadas del uso de corticoides son bien conocidas en medicina humana y veterinaria, aunque los mecanismos que llevan a la insuficiencia cardíaca congestiva en estos pacientes no se comprenden del todo2. Aun así, se han sugerido varios factores desencadenantes2: 

  • Retención de agua y aumento del volumen total de agua corporal debido al ligero efecto mineralocorticoide de algunos fármacos.
  • Expansión del volumen del plasma en los vasos debido a la hiperglucemia derivada de la resistencia a la insulina producida por los corticoides.
  • Remodelación cardíaca inducida por los corticoides.
  • Aumento de la poscarga debido a vasoconstricción inducida por los corticoides.



Hay que tener en cuenta que estos factores actúan de diferente modo en perros y gatos. En un estudio en perros, la administración de dosis orales antiinflamatorias de glucocorticoides no alteraba las concentraciones de sodio, potasio o glucosa, ni tampoco ningún parámetro ecocardiográfico2. En cambio, a partir del séptimo día se observó un aumento significativo de la presión arterial sistólica, que es debido a la vasoconstricción inducida por corticoides. Este aumento de un 13 % puede ser la causa de insuficiencia cardíaca congestiva en perros con alteraciones cardíacas previas debido al aumento de la poscarga2, y el motivo por el cual se desaconseja el uso de glucocorticoides en estos pacientes. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo en otros estudios donde el aumento de presión no ha resultado tan significativo8, por lo tanto, hay que tomar estos resultados con cautela. Además, se ha observado un aumento de la diuresis y la tasa de filtración glomerular inducida por los corticoides, lo cual incluso podría ser de utilidad para pacientes cardíacos que no responden a los diuréticos8.

En gatos no ocurre lo mismo. De hecho, después de administrar dosis orales antiinflamatorias de glucocorticoides de acción media no se observaron alteraciones ni en la presión cardíaca, ni en las concentraciones de glucosa y potasio, ni en la excreción de sodio a través de la orina, ni se detectaron alteraciones ecocardiográficas significativas3. Por lo tanto, a dosis antiinflamatorias, no parece que los glucocorticoides de acción media sean peligrosos para la función cardíaca de los gatos. En cambio, en corticoides de acción larga como el acetato de metilprednisolona por vía parenteral, se ha demostrado la aparición de insuficiencia cardíaca congestiva en algunos gatos, probablemente debido a la expansión del plasma sanguíneo causada por un aumento de concentración de la glucosa en sangre, debida a la resistencia a la insulina producida por los corticoides 3.



Conclusión

Los glucocorticoides son ampliamente utilizados en medicina veterinaria. La monitorización cuidadosa y la adaptación de las dosis son esenciales para maximizar los beneficios terapéuticos y minimizar los riesgos asociados con estos fármacos en perros y gatos ya que su incorrecta aplicación puede conllevar a efectos adversos, especialmente en sistemas cardíacos y en el comportamiento. 



Referencias bibliográficas

1. Elkholly, Doaa A.; O’Neill, Dan et al. (2019): Systemic glucocorticoid usage in dogs under primary veterinary care in the UK: prevalence and risk factors. The Veterinary Record. 185(4):108. 2. Masters, Allison K; Berger, Darren J. et al. (2018): Effects of short-term anti-inflammatory glucocorticoid treatment on clinicopathologic, echocardiographic, and hemodynamic variables in systemically healthy dogs. American Journal of Veterinary Research.Vol.79, nº4, pp.411-423. 3. Khelik, Imal A; Berger, Darren. J et al. (2019): Clinicopathologic, hemodynamic, and echocardiographic effects of short-term oral administration of anti-inflammatory doses of prednisolone to systemically normal cats. American Journal of Veterinary Research.Vol. 80, nº8, pp. 743-755. 4. Elkholly DA, Brodbelt DC, Church DB, Pelligand L, Mwacalimba K, Wright AK and O’Neill DG (2020) Side Effects to Systemic Glucocorticoid Therapy in Dogs Under Primary Veterinary Care in the UK. Front. Vet. Sci. 7:515. doi: 10.3389/fvets.2020.00515. 5. Nagahara, Takuro; Ohno, Koichi et al. (2018): Effect of prednisolone administration on gallbladder emptying rate and gallbladder bile composition in dogs. American Journal of Veterinary Research.Vol.79, nº10, pp. 1050-1056. 6. Pettersson, Helena; Ekstrand, Carl; Hillstöm, Anna; Lilliehöök, Inger (2021): Effect of 1 mg/kg oral prednisolone on biochemical analytes in ten dogs: a cross‐over study. Comparative Clinical Pathology, 30:519–528. 7. Notari, L.; Kirton, R.; Mills, D.S. Psycho-Behavioural Changes in Dogs Treated with Corticosteroids: A Clinical Behaviour Perspective. Animals 2022, 12, 592. https://doi.org/10.3390/ani12050592 . 8. Tinklenberg, Rebecca L.; Murphy, Shane D. et al. (2020): Evaluation of dose-response effects of short-term oral prednisone administration on clinicopathologic and hemodynamic variables in healthy dogs. American Journal of Veterinary Research.Vol.81, nº4, pp. 317-325.

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